Claro que lo hubo,
el más salvaje
y el más depravado.
Donde tenían en el umbral
de la puerta, el frontispicio
del templo, en letras doradas
la palabra: prohibido.
Ni siquiera escapaba
Teresa, ella lo hacía a lo bestia,
a lo grande, y solo con dulce
dios se lo montaba.
¿Sexo en la iglesia?
El más salvaje y depravado,
con niños, con niñas,
y a veces hasta con bestias.
A los altares se aferraban
con manos crispadas a estandartes,
para que dios o demonio
ni lo detuvieran ni lo parasen.
de la puerta, el frontispicio
del templo, en letras doradas
la palabra: prohibido.
Ni siquiera escapaba
Teresa, ella lo hacía a lo bestia,
a lo grande, y solo con dulce
dios se lo montaba.
¿Sexo en la iglesia?
El más salvaje y depravado,
con niños, con niñas,
y a veces hasta con bestias.
A los altares se aferraban
con manos crispadas a estandartes,
para que dios o demonio
ni lo detuvieran ni lo parasen.
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